La historia de la JCI comienza con Henry Giessenbier Jr., un joven que vivía en St. Louis, Missouri, EE.UU., durante una época de increíble crecimiento y cambio. Giessenbier reconoció los talentos y pasiones de los jóvenes que lo rodeaban, y vislumbró el cambio positivo que podrían crear si tuvieran los recursos adecuados. Para proveer estas herramientas, en 1915 fundó el primer movimiento de la JCI en el área de St. Louis. Lo que comenzó como un movimiento local se expandió rápidamente con entusiasmo. Los jóvenes de los Estados Unidos y luego de todo el mundo se unieron para crear fuerzas positivas en sus comunidades a escala local, nacional e internacional.
Giessenbier vio a la JCI como una organización que podía aprovechar la energía de los jóvenes líderes para superar una variedad de desafíos cívicos. Los miembros de la JCI tendrían la oportunidad de desarrollarse como individuos, contribuir a la prosperidad despíritu empresarial, entender y apreciar las dinámicas sociales que permiten resolver los problemas de la comunidad y promover la buena voluntad, la cooperación y el entendimiento entre todas las personas. Esa visión aún perdura en la actualidad en la organización.